Isidro recordaba la impresión que le produjo el olor de la trementina, de los barnices y la sensación de las texturas de las tierras de su tío Jesús Molina, cuando de muy joven, casi niño, entró por primera vez en su taller. Esas sensaciones le acompañarían toda su vida. Isidro dijo alguna
vez que el arte surge de la relación con los materiales. Siempre respetó ese hecho. Generosamente los materiales correspondieron a la percepción de su mirada.