Aunque vivió toda su vida profesional en Madrid, La Mancha representa para Isidro, más que un territorio o un espacio, un Lugar. Un lugar significativo, íntimo y profundo que no dejó de influir en su percepción como artista. no solo era el motivo directo de muchas de sus pinturas y acuarelas si no, más bien el sustrato de algo enigmático y misterioso que no dejó de intentar desentrañar. Las huellas de la cal en las paredes, capas y capas de cal coloreada fracturándose como se fractura la memoria de quienes lo habitaron dio pie a proyecto que llamó “Memoria de la cal”.
