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Propósito del color

EL color frío. El caliente. El encendido, voraz y ascendente. El color que no se puede definir, el que está hecho de sombras, de sombras vivas y luces redondas. El color de la evanescencia.

El color de la mirada firme y penetrante. El color de las preguntas elegantes, el color del presente y el del otro lado del mundo en ese instante...

Isidro sabía desde muy niño que era el Color:

un lugar de asombro; un misterio hecho de vibraciones y temperaturas. Y también que se trata de un mundo exigente, profundo y reservado; un enigmático universo que a veces, tan solo nos concede apreciar su superficie, lo más exterior de sí. Y en todo caso un mínimo, una pequeña porción de superficie como quien nos concede un regalo, para mantenernos a salvo de la oscuridad.

El Color guarda bien sus secretos. Y los protege hasta que encuentra a alguien capaz de entenderlos, respetarlos y hacer con ellos la magia del arte.

Todo hace pensar que el Color eligió a Isidro para mostrarle su fabulosa naturaleza mutable y la potencia creadora de su luz.

pero, ¡con qué propósito?