Es que en la cabeza está todo. Puede que la cara sea el espejo del alma, de acuerdo, no lo vamos a discutir aquí. Pero de lo que no hay duda es de que el alma es al espejo lo que a la cabeza un polígono industrial.
Es decir:
¡La cabeza está repleta de cosas y su actividad es incesante!
Aún digo más:
en la cabeza está todo, ¡todo de todo!; el alma, el espejo del alma y todo lo demás.